📸 MEMORIAS DEL BLANCO Y NEGRO
El golpe (1973)
Reflexión ensayística visual
El Juego del Destino
En el susurro gris de esta instantánea, la luz tenue de un bar íntimo ilumina a Paul Newman y Robert Redford, capturados en el corazón de El golpe (1973). El blanco y negro no solo enmarca sus rostros; los eleva a un plano donde el ingenio y la camaradería se entrelazan como naipes en una partida de póker. Sobre la mesa, las fichas, el licor y los vasos son testigos mudos de una alianza que desafía las reglas del juego y del tiempo.
La mirada afilada de Redford, bajo el ala de su sombrero, destila una calma calculadora, un maestro del engaño que guarda secretos tras cada sonrisa. Frente a él, Newman, con su elegancia desenfadada y el mazo en mano, irradia una energía juvenil que promete giros inesperados. El contraste de sus posturas —uno sentado, otro inclinado— cuenta una historia de confianza y riesgo, de dos almas que encuentran en el fraude una danza perfecta.
Esta imagen respira la química de una era donde el cine era un arte de sombras y silencios. Me lleva a pensar en las apuestas que damos en la vida, no solo con cartas, sino con nuestras elecciones y lealtades. El brillo de las fichas y el reflejo en los vasos evocan noches intensas, donde la victoria no está en el dinero, sino en la compañía de un amigo que conoce tus trucos.
Al final, esta fotografía nos susurra que el mayor golpe es el de la memoria, un legado de risas y estrategias que perdura más allá del último farol.
-Julio César Pisón
Café Mientras Tanto