📖 REFLEXIONES LITERARIAS EN EL CAFÉ
“¿Tu verdad? No, la Verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.”
De Campos de Castilla (1912)
Reflexión del Café
La verdad compartida, o el arte de no encerrarse en uno mismo
Hay verdades que ciegan más que iluminan. Verdades que no buscan la claridad del pensamiento, sino el resguardo del ego. En esta sentencia breve, seca y luminosa, Antonio Machado no solo hace un juicio moral, sino un llamado fraterno: que no nos perdamos en la arrogancia de tener razón, sino que compartamos la búsqueda de lo verdadero, que no es propiedad de nadie.
Machado distingue entre “tu verdad” —aquello que uno defiende con dientes y orgullo como si fuese un objeto— y “la Verdad”, escrita con mayúscula, en un tono casi platónico o espiritual. La primera es estática y solitaria; la segunda, dinámica y comunitaria. La tuya, dice, “guárdatela”, como quien invita a dejar la piedra antes de entrar al río.
Su ética es profundamente generosa: la verdad no se impone, se busca juntos. No es una antorcha individual que se blande en la oscuridad, sino un fuego que se alimenta del diálogo, del camino compartido, del silencio que escucha y también duda.
En un tiempo como el nuestro —hecho de opiniones que se gritan más que se argumentan—, esta frase de Machado es casi un susurro de sabiduría antigua. No importa cuánto creas saber: si no puedes invitar al otro a buscar contigo, entonces no has encontrado nada.
Decir “ven conmigo a buscarla” es el verdadero acto poético: una invitación a caminar, no con certezas, sino con humildad. A convivir, no con dogmas, sino con preguntas.
Porque la verdad que vale la pena… siempre nos espera más allá de uno mismo.
— Julio César Pisón
Café Mientras Tanto